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Reflexionemos esta cita Bíblica, de San Pablo a los Filipenses, 4, 8-13
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto piensa. Lo que aprendes y recibes y escuchas y ves en mí, eso debes de hacer; y el Dios de paz estará con ustedes.”
Quisiera trasladar este pasaje bíblico, a mi relación en mi matrimonio, hagamos un discernimiento en cómo le dedicamos el tiempo a nuestra familia.
En mi experiencia, he observado cómo vamos quedándonos estancados en las rutinas de cada día, dejando de ir por la “leña de lo justo y lo amable” que prende el fuego de la pasión en el matrimonio; nos vamos dejando envolver por el materialismo, de la cultura del individualismo, las prisas; nuestros propios intereses, eso provoca que dejemos de apreciar lo que realmente vale la pena en la vida.
Es importante que cada mañana al tener el regalo de la bendición de un nuevo día con vida, es una nueva oportunidad de amar, preguntémonos que hemos hecho o que vamos hacer para amar a nuestra familia. Hagamos un examen de conciencia por la mañana, que igual podemos hacer por la noche para que podamos profundizar la pregunta.
En nuestro pensamiento tenemos un sistema de creencias donde se nos ha programado que tenemos que tener dinero en el banco, cosas materiales para sentir seguridad, participar en eventos sociales, salidas a fiestas, comprar el mejor perfume, la mejor ropa, el mejor carro, esto es algunos ejemplos de lo que buscamos para para estar “felices”, vanidades que se van, que nos pierden en comprarnos con los demás, pero todo eso es una vana ilusión, al final todo eso se queda cuando partamos de este mundo. No quiero decir con esto que tengamos que ser antisociales, ermitaños, tacaños y no disfrutes la vida; lo que trato de decir es que descubras cual es el propósito en nuestra vida; estoy seguro que acumular dinero o cosas materiales no es lo que debemos de poner en primer lugar, sino los seres que decimos que amamos. El tiempo que le dedicamos a nuestro oficio, negocio o trabajo es para que nos dignifique, para mantener un hogar en sus necesidades, sin embargo, caemos en la tentación de dejar a la familia a un lado por el exceso de trabajo o por obtener solo cosas y dinero. Debemos de tener un balance para no descuidar lo que es más valioso las personas.
Algo que sabemos, pero no lo reflexionamos en nuestra ocupada vida es que no podemos comprar tiempo; hay experiencias que ya no se repetirán, como una cena de aniversario, un juego de futbol donde tu hijo quería que estuvieras, una obra de teatro de tu hija en el quinto grado. La fiesta de cumpleaños de nuestros papas, etc. Lo más importante son las personas, el tener no hace a la persona, el ser es lo que tú eres, nuestro prójimo es lo más importante, es darle paz a los demás, buscar lo mejor, los justo, lo bueno.
Cuando he visto mi esposa, cansada después de una jornada de trabajo extenuante, siempre me pregunto qué puedo hacer para aliviar su cansancio, la invito a cenar, le compro flores, le doy un mansaje en los pies, le compro algo para la casa, trabajo más para que no trabaje, pienso en tantas opciones; sin embargo, que es lo más importante que le puedo compartir lo que ella necesite realmente, y eso es el acompañamiento, el caminar juntos, sentarme a escucharla y decirle aquí estoy te escucho que necesitas de mí y al mismo tiempo debemos de escuchar, jugar, reír, llorar, abrazar a nuestros hijos; en suma amar a toda tu familia.
Muchos varones me podrán decir que uno también llega cansado, que padecemos de la ansiedad y estrés por las largas jornadas cotidianas de trabajo y que solo queremos relajarnos, algunos tomando unas bebidas alcohólicas, mirando un partido de futbol, mirando la televisión; pero les puedo garantizar que el mejor relajamiento es escuchar las necesidades de tu esposa (eso también va para las esposas) y la familia, si das amor recibes amor y si no pasa eso y solo hay conflicto, necesitamos reflexionar que es lo que está afectando a nuestra propia relación del matrimonio y en la familia. Reflexionemos la primera cita que es lo que estamos dando a ellos en primer lugar.
Muchas veces sobre todo los varones nos refugiamos en el hacer, en el trabajo, queremos expresar nuestro amor, solo siendo proveedores, eso no basta, el mejor alimento que una familia debe de tener es acompañarse, escucharse, amarse, alentarse los unos y lo otros. Para que nosotros recibamos la atención y el ser escuchados, primero los hacemos nosotros, sin esperar nada a cambio. Tal vez no estén de acuerdo, pero ciertamente, si queremos que nos amen, debemos de poner en “fuego” nuestro corazón primero, para derramarlo en nuestra familia.
No podemos comprar tiempo, las experiencias que dejamos pasar, ya no regresarán, no serán las mismas. Aprendí muy bien de mi padre, en su experiencia de dolor de ver morir a mi hermano a temprana edad, viví con el su silencio, su depresión hasta morir; la muerte de mi hermano lo impacto mucho, él fue un buen padre, muy responsable, nos dio todo lo necesario para poder llevar una vida saludable y holgada; me dolió mucho verlo, después sentado, sin hablar, le decía, podemos salir adelante de este dolor, suelta a mi hermano, nosotros todavía estamos aquí. Cuando le daba de comer, su mirada estaba perdida, solo le pedía a Dios que me diera paciencia, yo tenía 23 años. Cuando era adolecente nuestro padre se dedicó mucho al trabajo; muchas veces he pensado que su dolor fue que recordó todo lo que no pudo vivir con mi hermano fallecido, los juegos y experiencias de la escuela por estar trabajando.
Siempre supe que nos amó, todo lo que soy ahora, es por haber observado a mi padre, aprendiendo de él; sin embargo, falto ese especial momento de dedicarnos el tiempo ya cuando fuimos creciendo, pasaron años para poder llegar a tener conversaciones muy interesantes con él, muy ingenioso y honesto, pero esa dicha duro poco ya que cuando mi hermano murió, él se fue con él. Como me gustaría poderle compartir hoy mis logros y fracasos, pero ya no puedo comprar tiempo para él.
En algunas oportunidades les pregunto a grupos de adultos que se acompañan con sus parejas; cuantos de ustedes han salido como pareja en los últimos años, solo para alimentar su relación amor, invirtiendo tiempo los dos en unas vacaciones para enriquecer su relación con nuevas experiencias, en lugares que marquen su matrimonio para siempre, que los inspiren a verse uno en el otro su amor y no sus intereses.
La mayoría de las veces la respuesta es que no salen, que tiene años sin salir como pareja a unas vacaciones, otra respuesta es que salen juntos un fin de semana, con los hijos, y eso está bien, pero aquí, es necesario que la pareja se dedique tiempo juntos para renovar su amor, inspirarlo, alimentar la “fogata” de la pasión para que no se apague su fuego interior que los lleva a ser mejores en el matrimonio y mejores padres de familia si tienen hijos. Pero existe otra respuesta, hay algunas familias que ni siquiera piensan en que unas vacaciones son importantes.
Muchas veces nosotros los varones decimos que no hay tiempo, no hay dinero o cualquier otro pretexto, ya que, si es por dinero, gastamos más en cualquier otra cosa que invertir en un viaje que provoque una renovación total de su amor. La meta aquí es ser creativos con el tiempo y el dinero, una planeación de cada año de la familia debe contemplar un retiro juntos. Y digo retiro no solo espiritual, sino un retiro de todo lo que haces, ya que el destino o lugar que elijan para ir a la aventura se convertirá en un momento especial y espiritual para todos.
Que nos dice Lucas 12, 16-31
Después dijo a la gente: «Eviten con gran cuidado toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, no son sus posesiones las que le dan vida.»
“A continuación les propuso este ejemplo: «Había un hombre rico, al que sus campos le habían producido mucho. Pensaba: ¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mis cosechas. Y se dijo: Haré lo siguiente: echaré abajo mis graneros y construiré otros más grandes; allí amontonaré todo mi trigo, todas mis reservas. Entonces yo conmigo hablaré: Alma mía, tienes aquí muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, pásalo bien.» Pero Dios le dijo: "¡Pobre loco! Esta misma noche te reclaman tu alma. ¿Quién se quedará con lo que has preparado?" Esto vale para toda persona que amontona para sí misma, en vez de acumular para Dios.» Jesús dijo a sus discípulos: «No se atormenten por su vida con cuestiones de alimentos, ni por su cuerpo con cuestiones de ropa. Miren que la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. Aprendan de los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen bodegas ni graneros, y sin embargo Dios los alimenta. ¡Y ustedes valen mucho más que las aves! ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Si ustedes no tienen poder sobre cosas tan pequeñas, ¿cómo van a preocuparse por las demás? Aprendan de los lirios del campo: no hilan ni tejen, pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como uno de ellos. Y si Dios da tan lindo vestido a la hierba del campo, que hoy está y mañana se echará al fuego, ¿qué no hará por ustedes, gente de poca fe? No estén pendientes de lo que comerán o beberán: ¡no se atormenten! Estas son cosas tras las cuales corren todas las naciones del mundo, pero el Padre de ustedes sabe que ustedes las necesitan. Busquen más bien el Reino, y se les darán también esas cosas”.
Con esta cita nos pude ayudar a reflexionar como alimentar nuestra relación matrimonial, nos matamos todos los días por el trabajo para acumular y tener; es importante ahorrar para los tiempos difíciles, invertir para el futuro, tener un presupuesto, pero todo tiene un balance.
Ocupamos también invertir tiempo en tener un plan de acción en áreas para tener una buena salud mental y física; nuestra fortaleza espiritual, nuestro ambiente familiar, nuestro plan financiero, intelectual, emocional, en que ocupamos nuestro tiempo, cual es nuestro propósito de nuestra vida, que hacemos por nuestra familia y mi comunidad.
Salir y respirar otros aires en otros lugares haciendo un viaje sea por carretera, mar, tren, avión, etc. Lo que sea, pero hacerlo permite recorrer lugares que te harán tener experiencias edificantes en tu relación matrimonial, y que salpicaran a nuevas ideas y pensamientos, y que marcaras a tu familia para el resto de sus vidas. Lo mejor de ti para los demás el acompañamiento con amor. Rompe con la rutina, que la pasión la mantengas encendida y la indiferencia quede hecha a un lado,
Cuando te preguntes que necesita tu familia; la respuesta es que necesita nuestra compañía, el acompañamiento, el retiro de la rutina a cualquier lugar que les inyecte de plenitud y de amor, para los que estamos en el matrimonio, una renovación constante de nuestra pasión de amarnos en una nueva luna de miel. Recordemos, no sabemos el día, ni la hora de nuestra partida de este mundo.
Por eso siempre pensemos en dar lo mejor de nosotros, lo amable, los justo, lo honesto lo puro.
Bendiciones
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