Una de mis tareas en mi trabajo, aunque usted no lo crea, es escuchar; una práctica que no le damos importancia y que se vuelve muy necesaria por el ritmo y forma de vida que tenemos hoy; mantener la atención a una persona por espacio de 30 minutos sin interrumpir no es una tarea fácil, y solo puedes intervenir para que quede claro algo o hacer una pregunta como un incentivo para continuar escuchando a la persona. Algunos podrán replicar, bueno yo si escucho; preguntaría de nuevo ¿oyes o escuchas? Es muy diferente, además, cual es el contexto de la conversación, cuál es el significado o el entorno de la situación que estoy escuchando; es necesario poner atención para reunir la información necesaria para la correcta interpretación de los hechos, ideas, comentarios, análisis, comunicados, propuestas, etc., que hacen las personas.
Saber escuchar es sumamente importante, ya que nos permite dialogar para buscar un bien común, más que debatir para ver quien tiene la razón (no estoy diciendo que un debate es algo negativo, siempre y cuando se utilice para debatir de manera ordenada las ideas y llegar a los acuerdos).
Ustedes podrán ver en cualquier red social, videos, mensajes, que nuestra forma de comunicarnos por los medios digitales, han perjudicado de cierta manera nuestra paciencia a profundizar el discernimiento, reflexión y análisis de lo que escuchamos en muchos de los videos que vemos en las redes, son pedazos de material que confunden, se hacen virales contenidos alterados, incompletos, que se usan para motivar extremismos que solo distorsionan lo que se quería comunicar. Es un constante flujo de miles de personas que desarrolla contendidos que no nos dejan algo que nos edifique, no nutren nuestra mente, mucho menos el espíritu.
En nuestra familia que estamos haciendo con nuestra comunicación, no somos un teléfono o una red social para solo quedarnos escuchando a nuestra familia por un minuto y luego pasar a otra cosa como si fuera el dedo que movemos en pantalla; para comprender mejor a una persona, esposos o hijos necesitas mucho más tiempo para comprender la situación que les esté pasando o que es lo que quiere compartir; escuchar detenidamente nos ayuda mucho para poder enriquecer un dialogo que se deriva en tener relaciones más sólidas.
Te doy un ejemplo de la velocidad con la que vivimos y que es una de las actividades que dañan el hecho que no profundicemos nuestras conversaciones en esta era digital. Varios de los sistemas de redes sociales e incluyendo este blog te dicen lo que vas a durar leyendo; este artículo es de 6 minutos; ¿Por qué crees que es necesario que lo anuncie el sistema? ¿Será que, para capturar tu atención necesite ofrecerte algo rápido, que no profundices tanto y reflexiones? ¿Será que, solo quiero que me sigas para poder ganar dinero?, o ¿Solo darte algo muy condensado para poder competir en este océano de información?, quiero hacerte la invitación a reflexionar a que vayamos en contra de la corriente de la cultura del descarte, de la cultura de que solo mi verdad importa, mis ideas o mis pensamiento es lo que vale, esta forma de pensar circula en las redes sociales; pero también reconozco que hay otros sitios que se han preocupado por ofrecer muy buenos contenidos a los adultos y jóvenes.
Que quiero decir con esto, que no podemos andar por ahí, con la idea de descartar a los que piensan diferente a nosotros, incluyendo a los miembros de la familia en nuestra casa; nos hemos cargado a los extremos, alimentando debate solo con gritándonos, dividiéndonos por pensar que tenemos la razón absoluta, cundo nadie la tiene, por eso debe entrar el dialogo para llegar a los acuerdos y es aquí que la práctica de escuchar con respeto y atención se vuelve muy importante. El verdadero debate y diálogo no es como se hace en el terreno de la política de hoy, que en diversos países en el mundo solo tratan de imponer cada lado, sus ideas desprovistas del bien común, perdimos el rumbo de una sociedad de dialogo reflexivo y profundo.
Y esto claro afecta a nuestras familias. En una ocasión en una charla con padres de familia, una persona me pidio que si la podía escuchar me dijo lo siguiente, “Sr. Martinez, gracias por su forma de comunicar, es muy buen orador, pero su lenguaje es como muy educado, para llegar a estas personas, debe usar lenguaje del pueblo, hasta un poco vulgar para que lo entiendan mejor. Vea como son, nos gusta que nos maltraten, nos anden arreando”. Al terminar le dije, “Mi interés de compartir y exponer una enseñanza con ustedes es solo para que reflexionen, no vengo a que ustedes imiten mi experiencia, hablar con ustedes en primer lugar es respetarlos a ustedes como audiencia; es traer un contendido de calidad con un lenguaje no muy académico, pero si eficaz para conectarnos con el amor. No podemos juzgar a las personas por su apariencia o por su forma de hablar, no podemos ver inferiormente a nadie, a todos debemos de respetar y cuidar, por eso hay que saber escuchar con dignidad”.
Tenemos que cuidar la dignidad de la autonomía de nuestros hijos, nuestro grupo social y comunidad. Respetando como se desarrolla en su propia cultura siempre y cuando no pase la frontera de no dañar a los demás. Por eso, es importante saber escuchar a nuestros hijos no solo con los oídos, sino con el corazón. Escuchar es un reto desafiante, ya cada hijo o hija es única e irrepetible como lo he mencionado en otros artículos; pero cuando escuchamos podemos comprender cuáles son las ideas, que está escuchando, a quien está leyendo, como está formando su pensamiento, esto nos dará a los padres de familia que está pasando por la mente de nuestros hijos, quienes los están influenciando. Cada uno de nosotros debe tener el cuidado de sus hijos, el poder de escuchar en casa a los miembros de la familia es ayudarles a poder complementar, corregir o restaurar, lo que escuchan afuera ya sea en la escuela, con los amigos o en esta era digital en las redes sociales.
Espero que esto les ayude a reflexionar en su comunicación con sus hijos.
Bendiciones
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